Tokio Business Woman

Tokyo. 9:00 de la mañana. Fujiyo desayuna en su amplia casa cercana al centro de Tokyo. Junta a ella, un icono de la la cultura electrónica japonesa: un notebook en el que comprueba su correo y su agenda del día, mientras saborea su tostada con mantequilla y mermelada al mas puro estilo occidental. Una imagen que resume la vida de esta japonesa ejecutiva.

Cuando se graduó hace 30 años, fue incapaz de encontrar una entrevista de trabajo relacionada con sus estudios.

“Sin embargo, prácticamente el 100% de los hombres obtenían un empleo nada mas terminar los estudios universitarios”, explica FJ. “La mayoría de las mujeres terminaban en puestos básicos como secretaria o administrativa. Acceder a una compañía multinacional para una japonesa era prácticamente imposible.”

ejecutiva6FJ no se plegó a los convencionalismos de una sociedad machista como la nipona, y la vida le brindó la oportunidad de formar parte de una gran compañía localizada en Nagoya. El 90% de la empresa operaba fuera de Japón, un trampolín para viajar por Europa y América y conocer otra forma de trabajar y vivir. El éxito profesional se truncó cuando FJ se quedó embarazada. Conciliar la vida familiar y laboral en la sociedad japonesa es aún más difícil que en la europea. Las largas jornadas de trabajo en el país nipón no ayudan a una mujer ejecutiva a cargo de un bebé. En Japón, si un empleado abandona su puesto de trabajo en su horario, los jefes no le consideran como un verdadero empleado, algo imposible para una madre soltera y sin familia.

Yo tenía que ir a recoger a mi hija al colegio, así que me veía obligada a abandonar el trabajo a mi hora. Lamentablemente mi madre había fallecido por una enfermedad, así que me quede sin el apoyo familiar necesario para cuidar de ella. Me dí cuenta de que el sistema de apoyo social en Japón no es de los mas convincentes del mundo, así que pensé que Tokyo no era el lugar adecuado para criar a mi hijo

Estados Unidos se convirtió en su lugar de residencia.

Trabajando en Syllicon Valley y viviendo en Stanford, consiguió compaginar el trabajo con la familia.“Llegué a un punto de felicidad tanto en mi vida personal como en mi parte laboral. Ese tipo de cosas no las habría conseguido si hubiera vivido en Tokyo”, asegura. Tras observar las diferencias laborales entre el mercado americano y japones, FJ decidió lanzarse al mundo empresarial y fundar su propia empresa de alta tecnología. “Mi idea era apoyar a las jóvenes empresas como Yahoo a adaptarse al mercado japonés. Hacer de puente entre ambos mercados”, señala FJ.

Años después de haber fundado su propio negocio, FJ trasladó sus oficinas de Estados Unidos a Japón, donde vive actualmente y desde donde sortea la crisis económica.

FJ pertenece a ese grupo de mujeres japonesas que ha conseguido romper con la sociedad nipona tradicional y hacerse un hueco en el mundo ejecutivo. Asegura que la poca consideración hacia las mujeres no es sólo culpa de los hombres, sino de unas ideas machistas que son asimiladas al detalle por las mujeres. “Algunas mujeres tienen la mentalidad de ser amas de casa tras acabar la universidad, a pesar de sus cualidades como estudiantes. Tienen que ser mas independientes, no depender de un sistema. Si quieren ser felices deben tener mas control sobre sus decisiones y depender mas de sus habilidades.

Los hombres tampoco ayudan a que ellas progresen profesionalmente.

Muchos maridos pasan demasiado tiempo fuera de casa, no ven a sus hijos o esposas en todo el día. Tienen como forma de vida beber alcohol con los compañeros tras acabar la jornada, lo consideran una parte mas del trabajo, por lo que la vida familiar corre a cargo de las mujeres de manera íntegra.

A pesar de todo, FJ asegura que las nuevas generaciones están cambiando, aunque los procesos son lentos.

“La gente que vive en Tokyo no suele fijarse demasiado en los demás países, esa es una de las razones por la que los cambios son muy lentos. El ciudadano japonés es demasiado conformista. Muchos de ellos no hablan ingles, y tampoco parece importarles demasiado”.

Y ese conformismo se agrava por la situación económica global.“A día de hoy no hay demasiado crecimiento económico, así que el conformismo puede ser peligroso para el futuro, la gente suele fijarse mas en el éxito del pasado, pero no están preocupados por el futuro económico del país, a pesar del rápido crecimiento de economías como China. A esto hay que sumarle el problema de la baja natalidad japonesa, debemos ser mas abiertos con la inmigración si queremos seguir prosperando a nivel económico, sentencia FJ.